Este contrato de concesión establecía un plan que contemplaba una serie de obras de infraestructura y mejoras operativas para aumentar la transferencia de carga, y modernizar las instalaciones portuarias. Los elementos clave de la propuesta consideraban:
- Inversión estimada de $500 millones de dólares y 30 años de concesión.
- 785 metros lineales de muelle con grúas pórtico de última generación.
- 14 hectáreas ganadas al mar, destinadas al acopio de contenedores y desarrollo de operaciones logísticas.
- Instalación de una escollera para proteger la operación portuaria de marejadas, garantizando la continuidad operativa.
El plan de inversión proponía una estrategia escalonada de ejecución, y la finalización de las obras principales se realizarían en un plazo de 4 años aproximadamente. El modelo de financiamiento establecido fue diseño-construcción-operación (DBO). Por ende, la operación del T2 comenzaba inmediatamente.
Dentro de las obligaciones de TCVAL se encontraban:
- Diseñar y ejecutar el proyecto conforme a las normativas ambientales vigentes.
- Cumplir con los plazos establecidos en el cronograma propuesto y aprobado.
- Garantizar una operación eficiente y profitable del terminal una vez construido.
El contrato consideraba también, cláusulas específicas que permitían poner término al contrato ante determinadas situaciones. Entre estas:
- No obtener las aprobaciones de los estudios de impacto ambiental y social requeridos.
- No cumplir con los plazos de los hitos clave del proyecto.
- Inviabilidad financiera.
- Otros.
Sin duda, el T2 representaba una gran oportunidad para Valparaíso, ya que proponía fortalecer la competitividad del puerto. Ganar relevancia a nivel nacional y en la costa oeste del Pacífico. Más allá de esto, y ante las inesperadas objeciones de los estudios previos, el proyecto fue cancelado en el año 2021.
Los principales motivos que gatillan la cancelación del contrato por las partes:
- La Resolución de Calificación Ambiental (RCA) del proyecto fue objetada en varias instancias por parte de las autoridades ambientales, Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) y el Tribunal Ambiental. Quienes, realizaron múltiples observaciones técnicas respecto al potencial daño al ecosistema marino y al deterioro de la calidad del agua.
- El Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado por TCVAL no abordaba de forma convincente y adecuada el impacto en la biodiversidad marina. También se destacó, que la construcción del nuevo terminal y sus operaciones podrían afectar gravemente las corrientes marinas, la calidad del agua y los hábitats de especies marinas.
- Existiendo particular riesgo para la vida marina en la playa San Mateo, y el hábitat que alberga a diversas especies.
- Se destacó también que, la participación ciudadana se consideró insuficiente, el proceso de participación ciudadana fue limitado y no consideró adecuadamente las inquietudes de la comunidad local, ni las recomendaciones de organizaciones ambientales y culturales.
Las medidas de mitigación propuestas para abordar el impacto ambiental y social producidas como consecuencia de la ejecución del proyecto del T2, fueron consideradas insuficientes o poco efectivas por parte de las autoridades ambientales. No se logró demostrar que las acciones de mitigación y medidas compensatorias propuestas, garantizarían la conservación del entorno marino y urbano. Por ende, y luego de varios intentos, se concluyó entre la EPV y el Grupo OHL, la cancelación del contrato de concesión.
Tras el término del contrato de concesión, EPV propuso dos líneas de trabajo:
- Optimizar la infraestructura de Terminal Pacífico Sur (TPS).
- Evaluar alternativas para ampliar la capacidad portuaria sin afectar el entorno urbano ni el patrimonio de la ciudad.
Acá es donde se genera una contradicción. Uno de los motivos de objetar la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) del T2 fue la afectación del hábitat que alberga especies marinas en la playa San Mateo. Entonces, ¿por qué el “Acuerdo por Valparaíso” declara que la playa San Mateo es la zona de acopio de contenedores y otras cargas para el proyecto de extensión portuaria? ¿Por qué transitamos nuevamente por la misma vía?
EPV en esta oportunidad, y a diferencia de la vez anterior, ha hecho esfuerzos por alinear los diferentes intereses. No hay duda, de que Valparaíso necesita desarrollo económico, y que el proyecto de expansión del puerto es una gran oportunidad, pero ¿por qué se siguen mirando y escogiendo los mismos lugares que ya fueron identificados como zonas que no se deberían intervenir? ¿Es posible encontrar el proyecto que la ciudad y el puerto necesitan en un lugar adecuado?
Si ya tenemos el T2 operando, tendería a pensar que tiene sentido reactivar este proyecto, haciéndose cargo de resolver todos los problemas identificados y proponer el desarrollo del proyecto de una forma más estratégica. Haciendo visible para los ciudadanos de Valparaíso la prosperidad del puerto y su desarrollo. Hoy, intangible.